¡Que se muera la modernidad! Imprimir
09/08/2006

¡Que se vaya a su casa por donde ha venido! 

 
Con esta frase expresa Malena, integrante del  Colectivo de Mujeres Feministas Libertarias IMILLAS (palabra quechua que significa “mujer joven”, de espíritu se entiende, porque hay mujeres mayores que participan con su inmensa sabiduría en el colectivo), el rechazo que les provoca el modelo de desarrollo occidental que tan malas experiencias ha cosechado en los pueblos indígenas.  
 

Estuvimos charlando con algunas de estas mujeres IMILLAS en Tiquipaya, un pueblito cercano a Cochabamba, al calor de la chicha, una rica bebida típica de estas tierras cochabambinas hecha con maíz fermentado. Nos estuvieron hablando sobre el concepto que ellas manejan acerca de la vuelta al pasado, a las raíces y a las formas de hacer y de relacionarse indígenas, antes de la irrupción de la colonización y la masacre que conllevó, exterminio de millones de personas y de formas ancestrales de comunidad y de espiritualidad propias.  Ellas buscan rescatar su identidad cultural y las formas ancestrales por las que las comunidades indígenas autogestionaban su vida en todos los sentidos y en las que las mujeres tenían un papel de primera mano, principalmente en aquellas que se basan en la medicina natural, en el parto llevado a cabo por parteras empíricas, en la producción de alimento respetando a la Madre Tierra, en la artesanía y en la producción de tejidos… Para ellas esa mirada al pasado es un ejercicio de rebeldía, es desde ahí que quieren construir y construirse a sí mismas, no como una mera regresión al pasado, sino como una construcción de su presente recuperando esas costumbres del pasado a las que tantas generaciones en Bolivia se han visto obligadas a renunciar en aras del “desarrollo”. Poner el pasado delante es además un principio por el cual los pueblos originarios del continente, cada cual con sus peculiaridades, han proyectado durante siglos el devenir de su propia historia, y supone un desafío a la historia oficial, que como alguien escribió en una pared de esta ciudad, “ha sido escrita usando el olvido en lugar de la memoria”.  Una iniciativa que arroja mucha luz sobre su forma de pensar el mundo y la lucha de los pueblos y de las mujeres indígenas es el ritual festivo La rebelión de las Huak’as (http://bolivia.indymedia.org/es/2005/09/22381.shtml), en el que de forma colectiva crearán una muestra multidisciplinaria de arte y literatura itinerante que pasará por varias ciudades bolivianas. Las Huak´as son centros energéticos tutelares de las comunidades andinas anteriores al imperio de los Incas, es lo más antiguo… Puede ser un lago o un volcán, una piedra increíblemente grande hallada en algún lugar, tres patatas que nacen juntas… La idea proviene de la recuperación de las formas de lucha que mantuvieron las comunidades ante la colonización, dado que si los métodos colonizadores parecen ser los mismos que hace 500 años, las resistencias pueden estar también siendo las mismas…  En 1565 los indios se rebelaron contra el dominio colonial de una forma singular, el Taqui Onk’oy, que manejaba dos brazos: lucha armada por un lado y lucha contracultural por otro. Miles de indios se revelaron junto a sus Huak’as locales, contra la absurda y violenta religión que trajeron los españoles; durante días cantaron, bailaron y bebieron chicha con achuma para mostrar la vitalidad de su cultura y de sus diversos dioses. Un acto de resistencia cultural que alentó a los pobladores de los andes e hizo temblar los cimientos del poder colonial.  De la misma forma que los indios se rebelaron contra la alienación cultural que trataban de imponerles los españoles, las IMILLAS propugnan una resistencia cultural basada en negarse a parir en hospitales, rechazar la medicina occidental, no vacunarse, separarse de las imposiciones de la religión católica… Denuncian también las maldades que la Iglesia Católica ha traído a las culturas indígenas, como la prohibición de métodos anticonceptivos y la oposición a las políticas de derechos sexuales y reproductivos o la negación del deseo para las mujeres entre muchas otras, a lo cual responden con ideas sobre el parto orgásmico y la recuperación del parto por las mujeres, muy en la línea de las trabajadas por la autora Casilda Rodrigáñez (http://www.casildarodriganez.org/).   Hablar con ellas de estas y de muchas otras cuestiones trae a la memoria el eterno debate acerca del equilibrio entre tradición y modernidad, mantenido en el seno de tantas culturas. Parece claro que el sistema cultural, económico y social occidental, etnocéntrico y patriarcal, impone el abandono de toda tradición cultural para “subirse al tren” de la modernidad, algo contra lo que estas mujeres, como tantas otras en el mundo, se rebelan con imaginación y fuerza infinita.