LA LUCHA HUMANA DEL PODER POPULAR Imprimir
17/08/2007
Ya terminada la brigada aquí en Venezuela, dos componentes de los cuatro que la compusimos seguimos todavía en este país hasta el final de mes. Poco es lo que hemos escrito en este blog, mucho lo vivido, lo sentido, lo compartido y lo aprendido. En estos días más tranquilos que nos quedan os podremos ir aportando algunas de las vivencias asumidas por nosotros … y que todavía no han pasado por el tamiz de la vuelta a casa.
El proceso revolucionario bolivariano que hemos conocido, se nos ha ido mostrando gracias a todas las personas que hemos ido conociendo a lo largo de estas tres semanas. De entre ellas resalto el lado más humano de todas las familias que nos han acogido en sus humildes casas. La de Fredy, Nancy y sus hijos Mara y Meikel,  de la ciudad de Caracas, situados en uno de los cerros de la ciudad, cerca del cielo como amablemente la describían. En la pequeña ciudad de El Consejo, con Abraham, Eudes y Génesis su hija, y de Sandra y Carlos … y por último en Turmero, en casa de Carlos y Laura, y de Ismael y Berkis … asistidos por Mariana y otros y otras personas siempre cercanas y afectivas.
Todas ellas han puesto un rostro, un alma y un puño ha este proceso revolucionario. Nos y se han ilusionado cada vez que hablaban de las misiones gubernamentales puestas en marcha, han hablado con esperanza del futuro y han puesto una sonrisa a la marcha de los dictados de su presidente. Pero también ellos y ellas, así como otras personas cercanas … como Patricio (chileno venezolano, guardián de la izquierda de toda la vida) nos han dado la cruz de todo lo iniciado, visto desde su día a día, palpable en la realidad, y que pone unas líneas oscuras a todo lo escrito en Venezuela en los últimos nueve años de color rojo rojito.
No podemos hablar de las dos opciones sin extendernos más en cada una de ellas, sin intentar explicarlas más detenidamente y en profundidad cuales son los causas y efectos de ambas. Intentaremos hacerlo en futuros envíos … pero no prometo nada.
 
Pero algo si que puedo concluir de todo lo vivido en Venezuela, y es el poder humano de esta revolución … o mejor … de esta transición hacia una revolución.
La gente, como ellos y ellas dicen, saben que están en el momento para darlo todo, para invertir todas las horas del día disponibles en ponerse al servicio del proceso. De estar estudiando en la Misión Educativa, de colaborar con los médicos/as cubanas en la Misión Barrio Adentro, de conformar y de animar los Consejos Comunales, en promover en sus comunidades a Madres del Barrio, de promocionar cooperativas como sistema de producción, en recuperar su cultura … perdida y machacada por la colonización hispánica primero y la globalización después.
Todo ello con un discurso revolucionario sincero, lleno de fuego y de esperanza en el futuro y en su presidente. Con un afecto hacia todas las personas humildes como ellos que no tiene fin, con capacidad de escucha, de animar, de comprender procesos más lentos. Pero también con la idea clara de todo lo que se están jugando, pensando que puede ser esta la única oportunidad en su vida de poder cambiar las estructuras económicas y sociales de su país … su única oportunidad de poder crear otro mundo más justo y más humano.
 
El poder popular, el verdadero poder popular está en estas manos. Manos humanas, agrietadas, morenas, abiertas y sinceras. Existen otras manos, también humanas, pero más sucias, menos agrietadas y menos sinceras, que también se consideran revolucionarias y rojitas, pero que no lo son … son las manos enfermas de esta revolución que tendrán que curar … o amputar.