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Al-Nakba: 60 años de genecidio contra el pueblo palestino - Contraportada PDF Imprimir E-mail
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Al-Nakba: 60 años de genecidio contra el pueblo palestino
Palestina hoy: el genocidio continua
Entrevista a Ilán Pappe
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Entrevista a Samia Shannan, mujer palestina: "Vivir en Palestina es resistir”

Cuando cumplió 3 años Samia Shannan se vió obligada a abandonar Palestina junto a su familia para huir de la mala situación económica provocada por la ocupación de Palestina del año 1948, cuando Israel ocupó, con el consentimiento de Naciones Unidas, el 52% de la tierra Palestina y miles de palestin@s fueron expulsados de sus casas y tierras solo con la ropa que llevaban puesta, convirtiéndose en refugiados. La situación económica ya de por sí deteriorada, empeoró. No había trabajo, ni dinero, ni posibilidades de avanzar.

Años después, tras una intensa lucha, logró regresar a su país y formar una familia en Ramalah. Nos contesta a esta entrevista desde su nueva casa en una zona considerada Jerusalén donde han tenido que mudarse por culpa de las complicadas trampas burocráticas a las que Israel somete a las personas palestinas para que pierdan los derechos legales de vivir en su propia tierra.


¿Qué siente una madre al ver que sus hijas tienen que crecer bajo la ocupación?
- Considero que nosotros como familia hemos sido afortunados. Hemos podido proporcionar a nuestras hijas la mejor educación escolar y ahora universitaria, y se han criado cerca de su familia. Pero al mismo tiempo, mis hijas han visto de cerca el dolor y el sufrimiento que causa la ocupación, parientes encarcelados, al borde de la muerte, compañeros de escuela asesinados durante una manifestación, compañeros de la universidad detenidos, interrogados, condenados a sentencias y asesinados a balazos en la calle... Las invasiones a la casa de la abuela. Los toques de queda, días y díasno sólo sin poder salir de casa, sino con el peligro de asomarse siquiera a la terraza.

El cruzar los check-points o controles militares cada vez que vamos a casa de la abuela. Las humillaciones que algunas veces sufrimos de forma directa y otras vemos comos las sufren otros. Tanques en las calles alrededor de casa por casi un mes durante la invasión del 2002. Salir a la calle después de la invasión y encontrar a Ramalah destruida... Mi miedo continuo es que alguna vez le toque el turno a una de ellas. No puedo ni quiero evitar que se involucren y que participen en todas las actividades como palestinas que son, pero por lo mismo tengo un miedo constante de que puedan ser detenidas, o pueda pasarles algo peor.

¿Qué es lo que más te gusta de tu tierra?
- A veces siento que es muy dura con sus hijos e hijas, que Palestina debería querernos un poco a cambio de tanto sacrificio y dolor que conlleva el vivir aquí. Esta situación es eterna. Ellos nunca van a poder acabar con nosotros, y nosotros nunca nos daremos por vencidos. Posiblemente, si cambia algo en el orden mundial actual, y la comunidad internacional y sus organismos intervienen para poner fin a esta situación podríamos vivir normalmente. Pero a pesar de esto, siempre me siento atada a este lugar. Cuando viajo a cualquier lugar, después de poco tiempo ya quiero regresar. En Palestina, en cualquier situación en la que estés tienes el apoyo de los tuyos, familia, amigos y hasta conocidos.

¿Como sueñas Palestina?
- Un país laico, democrático de verdad, no como la democracia estadounidense que nos quieren enseñar a palos. Una democracia que pueda controlar la
corrupción y proteger los derechos de todos sus ciudadanos. Un país abierto al mundo donde cualquiera de cualquier lugar del mundo pueda venir a quedarse y vivir tranquilamente y en paz, con el mínimo que asegure las necesidades básicas de sus habitantes, educación, salud, vivienda, y trabajo. Para empezar, seria necesario librarnos de la ocupación por un lado y de la corrupción de la autoridad palestina por el otro.
 
¿Dejarías Palestina?
- No, porque esta es mi tierra. Es mí deber permanecer aquí, porque el solo hecho de vivir aquí es una parte importante de la resistencia. Ellos quieren la tierra sin sus habitantes, y es nuestro deber no permitirles que se hagan con la tierra fácilmente. Claro que el apoyo que tienen del mundo les permite hacernos la vida imposible, quitarnos el agua, prohibir el desarrollo de cualquier economía propia, mantener controlados todos los aspectos de nuestras vidas... Pero, tenemos que hacérselo difícil. Aunque algunos de nosotros se vayan por un tiempo por causa de la situación, sobre todo la económica, en busca de trabajo, de estudios superiores, o cualquier otra razón, debemos siempre regresar y mientras tanto, mientras regresamos, mantener el derecho a entrada, la residencia que nos dan nuestros amos y que si la perdemos, seria imposible volver a entrar. Eso hemos tratado de inculcar en nuestras hijas, y ojalá no me este engañando a mi misma, pero creo que lo hemos logrado.
 

La epidemia palestina

[Santiago Alba Rico] Es difícil poner en duda que los palestinos no son un pueblo sino una epidemia, una verruga, una mancha. Nunca antes la unanimidad había sido tan completa: todos están de acuerdo en que hay que acabar con ella, en que hay que arrancarla del cuerpo de la humanidad, en que hay que borrarla del mapa. Todos: Israel –por supuesto- para el que la existencia misma de los palestinos amenaza su supervivencia bellaca; los EEUU, a los que los palestinos estorban en su expansión imperialista; la UE, a quien los palestinos molestan con sus impertinentes reclamaciones de justicia; los gobiernos árabes, que someterían aún mejor a sus poblaciones sin el dolor palestino; e incluso una parte de la dirección política palestina, cuya rendición interesada no encuentra más obstáculo que la propia población palestina. En un circo romano, y si el voto fuese secreto, el 90% de las naciones del mundo apoyaría la solución final para el pueblo palestino; y todos respirarían aliviados cuando con el último palestino se hubiese suprimido también la necesidad de cometer un crimen permanente para garantizar una injusticia radical. Los palestinos son conscientes de que ninguna concesión, salvo la de su existencia misma, apaciguará a sus verdugos. Si lloran, los matarán mientras lloran; si suplican, los matarán despreciándolos; si se arrodillan, los matarán de rodillas. Por eso los palestinos no lloran y no suplican; por eso se mantienen de pie. La dignidad es una epidemia, una verruga, una mancha. Cada tejado defendido, cada pared reconstruida, cada olivo enraizado, cada tomate cosechado, cada niño parido entre ruinas, cada madre convertida en escudo, recontaminan una y otra vez la tierra de dignidad. Y cada vez que ella se yergue –cada minuto- todos corremos ofendidos a fumigar a los contaminadores con misiles y tratar de restablecer en vano la pureza de un mundo sin humanidad.


Israeli Boikot Euskal Ekimena

Cuando conocemos algo sobre la situación de Palestina, nos invade la pregunta de ‘¿Qué podríamos hacer ante esta situación?’ Contando con la buena voluntad de cada un@ y que cada persona puede aporta en la medida de sus posibilidades, son muchas las maneras en las que podemos aportar: nos podemos movilizar, podemos salir a la calle a exigir a las instituciones medidas ante esta situación, escribir quejas en periódicos, denunciar, informarnos de la situación de Palestina contrastando las informaciones, conocer la situación en la misma Palestina... Y el boicot también puede ser una herramienta útil para empujar al gobierno israeli a cesar en la masacre de Palestina. El boicot a Israel es una campaña internacional, impulsada por redes y plataformas europeas de organizaciones de solidaridad con Palestina y apoyada tanto por grupos israelíes no sionistas como por el pueblo palestino. El boicot puede acogerse a sus múltiples formas: boicot económico, cultural, académico; puedes no comprar productos israelíes; las organizaciones académicas, profesionales no deben cooperar con asociaciones, universidades israelíes; se pueden boicotear conferencias así como actos culturales, deportivos... Sudáfrica fue obligada a cambiar su política de apartheid. ¿Por qué no obligar a Israel?

¿Quiénes somos?

 

Komite Internazionalistak llevamos 25 años en el mundo de la solidaridad internacionalista y en contacto con diferentes organizaciones populares de diferentes países, con el objetivo de conocer de cerca las realidades de otros pueblos y sus luchas, intercambiar experiencias y llevar a la práctica una solidaridad de pueblo a pueblo con carácter de ida y vuelta, transmitiendo en nuestro entorno sus luchas y denunciando las injusticias del mundo globalizado en el que vivimos.

Las brigadas como parte imprescincible de nuestro trabajo como organización tienen como objetivo:

  • Conocer directamente las realidades y luchas de los pueblos que visitamos, con los que convivimos muy de cerca durante nuestra estancia.
  • Fortalecer los lazos con las organizaciones con las que nos mantenemos en contacto y trabajamos durante todo el año.
  • Para tratar que cada año se vincule gente nueva a nuestra organización y sus luchas.
  • En definitiva, para “cargarnos de trabajo” para a nuestro regreso,continuar en esa tarea de denuncia y sensibilización.

Además, y sobre todo, por la solidaridad y apoyo tanto en lo moral como con el trabajo que ya os hemos descrito, que nos requieren las gentes y organizaciones que luchan por objetivos políticos comunes al nuestro en diferentes partes del mundo.

Contactos

BILBO:
Calzadas de Mallona 1.
Email: Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Tel local: 44790703 (9:00-14:30 De lunes a viernes y de 20:00-22:30 los martes)
Móvil :699687087

DONOSTIA:
Iruresoro Plaza, Egia (miercoles de 19:30 a 21:00)
Tel local: 943 86504
Móvil: 635009870



 
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