Proceso de paz y movimientos sociales (II) Imprimir
23/06/2006

.Algunas cuestiones claves para seguir reflexionando y caminando.

En la primera parte de este artículo nos planteábamos la coyuntura, el desafío y las incertidumbres del proceso. En esta segunda parte vamos a centrarnos en algunas cuestiones claves que desde nuestro punto de vista debe de tener este proceso para que no solo tenga un carácter nacional sino también de transformación social. Así varias son las dinámicas de trabajo que se han abierto en los últimos tiempos y que van caminando en este sentido.

Una primera, que parece que simbólicamente en un primer momento lo ha conseguido, es el papel de la mujer en este proceso. La plataforma y el acuerdo de Ahotsak, han situado en la palestra un viejo tema casi olvidado en el conflicto: no podemos reproducir algo contra lo que luchamos en nuestra sociedad como es contribuir a generar un proceso de hombres entre hombres. Las mujeres tienen que tener un papel predominante en todos los ámbitos de la sociedad y entre ellos en este proceso de resolución del conflicto.

Una segunda cuestión clave es la dimensión social de la resolución del conflicto, que según nuestra mirada tiene dos patas que la sostienen: por un lado la reivindicación del respeto a la decisión, la participación y al derecho de autodeterminación y por otro lado el debate sobre que país resulta de este proceso. En lo referido a la primera pata la necesidad radica en que la base social, que pretende nuevas cotas de democracia y autodeterminación no solo nacional sino social, se movilice y participe en diferentes ámbitos. Lo que hemos aprendido de nuestras luchas en solidaridad con otros pueblos es que el fin se hace también en el camino. Si queremos mayores dosis de autodeterminación y participación la debemos reclamar también en el momento en el que estamos enmarcados actualmente. Así debemos de impulsar la búsqueda de dinámicas heterogéneas de participación y construcción social de esa idea de país que está en nuestras cabezas. Los procesos del Nazioeztabaidako Gunea o recuperar espacios como el Foro Social de Euskal Herria nos parecen esfuerzos a realizar por parte de los movimientos sociales que muchas veces hemos visto con distancia y recelo las formas de hacer país desde las fuerzas políticas. Quizás ahora sea el momento de sumarse a estos procesos para hacerlos más cercanos y más nuestros.

Respecto a la segunda pata de la dimensión social, encontramos diferentes procesos de resistencia y lucha en el ámbito de la transformación social. Citar algunos como la lucha contra la violencia contra las mujeres, el apoyo a los inmigrantes sin papeles, la lucha contra la exclusión social y la pobreza, contra las condiciones de precariedad y la dificultad de acceso a la vivienda por jóvenes y no tan jóvenes, el rechazo al TAV,… nos muestran una realidad viva que no puede quedarse fuera de este proceso. Siguiendo la lógica de las conocidas dos vías planteadas desde la Izquierda Abertzale, tendríamos que conseguir una tercera vía, o por lo menos incorporar a las otras dos, todas estas expresiones de construcción de una identidad nacional desde un proyecto de transformación social y unos valores de crítica a la globalización capitalista.

A modo de conclusión

No parece realista, teniendo en cuenta la correlación de fuerzas, pensar que el resultado de este proceso abierto sea la constitución de un territorio y una manera de organizarnos más a la izquierda y con un contenido alternativo y de transformación social. Ahora bien, tampoco tendría sentido que se planteara un proceso en clave exclusivamente nacionalista, en el que no hubiera cabida para otro tipo de reivindicaciones sociales. Y mucho menos que este proceso favorezca y tenga como resultado un desinfle y disminución de las diferentes luchas y resistencias en Euskal Herria. Es fácil, como antes indicábamos, que en esta coyuntura las dinámicas que prevalezcan sean las elitistas y oscurantistas, con una participación casi nula de los movimientos sociales y de la sociedad en general. Y quizás cierta parte sea necesaria. Pero esa parte se va a dar, y los movimientos sociales tenemos que preocuparnos de que se de la otra dinámica, basada en la participación y la proposición por parte de la sociedad. Y creemos que existen actualmente ámbitos de actuación en donde ver reflejadas las reivindicaciones de los movimientos sociales que nos permiten ser optimistas. Son tiempos de redefinición y sabemos que todo lo que se mueva en base a una “definición nacional” será contestado y reprimido fuertemente. Quizás sean tiempos, una vez abierta la puerta, en los que la definición social sea más sencilla.

Estamos en un país vivo que a gran o pequeña escala se mueve y resiste y en la medida que lo hace sigue forjándose una identidad como pueblo, una manera de entender el “nosotr@s” y nuestra relación con el mundo y con los procesos locales y globales de lucha por la democracia, la justicia y la libertad. Hay que seguir generando actos constitutivos de autonomía y democracia desde abajo. Espacios en los que los valores, los objetivos y la identidad por la que luchamos se hagan reales a pequeña, media o gran escala. El uso y la recuperación del euskera, espacios como Euskal Herriko Gazte Kontseilua, el movimiento de okupación, la campaña Bai Euskal Herriari, la unidad sindical abertzale, son algunos ejemplos de una participación heterogénea y basada en la construcción horizontal desde las bases de los que podemos y debemos aprender. Todo ello desde la radicalidad y el compromiso expresado a través de estrategias de desobediencia civil desarrolladas durante muchos años por los movimientos sociales de este país como forma de acción política.

En definitiva si algún papel tienen los movimientos sociales en este escenario es el de no mirar para otro lado. Es necesario tener un papel activo, acompañando y empujando para que la puerta del proceso de paz se siga abriendo basándose en la decisión y en el derecho de autodeterminación, así como en la construcción de un país que se enfrente y experimente con alternativas a los desafíos de la globalización neoliberal. Todo proceso vital y político abierto, trae consigo dificultades a las que habrá que hacer frente, pero también nuevas oportunidades que debemos entre todas y todos saber aprovechar.

Jon Sanz, Isra Alonso, Iratxe Martin, Imanol Telleria

Komite internazionalistak