1.741 Víctimas dejan los "falsos positivos" en los últimos 27 años Imprimir
25/11/2011

El primer caso documentado es de 1984; Antioquia, la zona con peores registros.

[El Tiempo.com-Redacción Justicia] El día que lo encontraron muerto, Jeisson Alejandro Sánchez, de 16 años, no andaba con el jean y las chancletas que acostumbraba llevar cada vez que salía a hacer un mandado. El 12 de marzo de este año, en zona rural de Vistahermosa (Meta), fue hallado con un camuflado, botas y armamento.

Este 'falso positivo' habría ocurrido hace solo 9 meses, según el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), que ayer entregó un informe en el que documentó 951 casos con 1.741 víctimas, desde 1984.

A ese año, según el mismo informe, se remonta el primer 'falso positivo' del país, entendido por el Cinep como el crimen de una persona cometido por un miembro de las Fuerzas Armadas, o el error militar tras el cual se reporta a la víctima como muerta en combate.

El Cinep documentó los casos de las 1.741 víctimas de estos 27 años. Antioquia aparece como el departamento con más víctimas (393), seguido de Meta (114), Huila (110), Norte de Santander (90) y Santander (86). El 63 por ciento de los casos se presentó entre el 2004 y el 2008. El 2007 fue el año más crítico, con 388.

Según el informe del Cinep, este año han ocurrido 8 casos con 17 muertos, entre los que se cuenta el muchacho de Vista- hermosa.

Aunque fue en la primera administración de Álvaro Uribe (que empezó en el 2002) cuando el Ministerio de Defensa aplicó una serie de polémicos incentivos para los militares que mostraran resultados operativos, el documento del Cinep deja claro que los 'falsos positivos' no son una práctica reciente.

Si bien en menor medida, los alicientes para estos ilícitos -así no fuera una acción sistemáticamente planeada- sí hacían parte de las dinámicas de la guerra.

Así lo asegura el padre Javier Giraldo, coordinador del Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del Cinep, quien explicó que un 'falso positivo' se define como el uso de "un mecanismo ficticio para obviar la ilegalidad del acto, recurriendo a la única circunstancia en la que el asesinato puede evadir ser un acto punible: cuando se mata en combate".

Por eso, dentro del reporte, el Cinep cuantifica incluso los bombardeos en los que mueren civiles que luego son reportados como bajas de guerrilleros para tapar el 'error operativo'.

Cifras de Fiscalía, peores

No obstante, los datos de este documento se quedan cortos frente a los de la Fiscalía, que actualmente investiga 1.549 casos de 'falsos positivos' (con 2.799 víctimas), de los que están sindicados 3.963 uniformados.

Por otra parte, los datos de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU superan las cifras oficiales: entre el 2004 y el 2008 se registraron en el país 2.500 casos de ejecuciones extrajudiciales, donde murieron 3.000 ciudadanos.

"Estamos en contra de convertir a los muertos en números. Estas son víctimas de carne y hueso", dijo Giraldo para explicar que aún falta mucho para recoger la totalidad de los casos y que, para humanizar las cifras, recogieron los nombres, fechas y lugares de toda la información.

La justicia ha logrado 148 sentencias, entre las que hay tres coroneles del Ejército condenados; 79 casos están en juicio y 47 uniformados aceptaron los cargos y se acogieron a sentencia anticipada.

Casos de Soacha
Hoy, tres años después, empieza juicio


Tres años después de que estallara el escándalo por los 'falsos positivos' en Soacha, apenas se inició uno de los tres juicios pendientes por la muerte de 17 jóvenes. Se empezarán a escuchar los testimonios en el juicio contra seis militares vinculados al asesinato de Fair Leonardo Porras (2008). El coronel Álvaro Tamayo Hoyos pedirá hoy su libertad por vencimiento de términos.

El primer caso que el país conoció

Ese árbol no era solo parte del paisaje de Riosucio (Caldas). Había algo en él que atraía a Fabiola Lalinde y la invitaba a no darse por vencida en la búsqueda de los restos de su hijo, Luis Fernando Lalinde. Fue asesinado el 3 de octubre de 1984, solo tres meses antes de graduarse como sociólogo de la Universidad Nacional.

Ocho años después de que Fabiola lo viera por última vez, observó cómo peritos de Medicina Legal escarbaban el lugar donde había sido dado de baja el supuesto guerrillero alias 'Jacinto', pretexto con el que mataron a Luis Fernando.

Una terquedad que venía de otro mundo llevó a Fabiola a obligar a los forenses a buscar en contra de las lógicas científicas la pieza que faltaba: el cráneo. Mientras los agentes buscaban loma abajo de un árbol en el que ya habían hallado algunos huesos, ella insistía en que había que buscar en sentido contrario a la ley de la gravedad, "así como opera la impunidad".

Sin embargo, un análisis del CTI de la Fiscalía estipuló que esos no eran los restos de su hijo. La madre tuvo que esperar otros cuatro años para que una prueba de ADN independiente confirmara en un 99 por ciento su corazonada.

La OEA condenó al Estado colombiano por este caso.

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