UHintifada
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15/06/2022 |
En los últimos meses han suscitado una gran polémica las denuncias de espionaje por parte de los aparatos del estado español contra políticos y activistas, principalmente del ámbito independentista, a través del programa Pegasus, un software de fabricación israelí que es capaz de introducirse en los teléfonos móviles sin conocimiento de sus usuarios y convertirlos en un dispositivo de vigilancia. Pero la utilización de esta tecnología de control masivo no es competencia exclusiva de las cloacas del estado español, también es un hecho comprobado la utilización de este programa u otros parecidos por parte de la Ertzaintza y los servicios de inteligencia del Gobierno Vasco. Así lo atestigua nuestro interlocutor de esta semana; el periodista, criminólogo e investigador Ahoztar Zelaieta; en una serie de reportajes publicados en el diario El Salto y en los que da cuenta de sus investigaciones. Explica Zelaieta que la policía autonómica vasca utiliza para la intervención de las comunicaciones un software fabricado por Verint Systems, una firma israelí de inteligencia que trató de comprar a NSO Group, la distribuidora del software Pegasus. Desde 2006, el mantenimiento del sistema está en manos de Excem, su representante en el Estado español y proveedora tecnológica de la “policía patriótica” del PP y del Ministerio de Defensa. Critica la hipocresía del PNV que, mientras en Madrid exige desclasificar los documentos de la trama de espionaje Pegasus, en la CAV declara “secreto por razones de seguridad” el expediente sobre el sistema de intervención de comunicaciones de la Ertzaintza. Denuncia que estas empresas israelíes son las mayores proveedoras mundiales de softwares de espionaje, que están estrechamente ligadas con el ejército del régimen sionista, y que tienen un lugar destacado en las ferias internacionales de armamento. Esa tecnología es suministrada también a regímenes dictatoriales y de extrema derecha en todo el mundo para perseguir a su disidencia política. Explica que la relación entre la Ertzaintza y los servicios secretos israelíes es histórica, así como su relación con empresas israelíes en materia de adiestramiento. A su vez, y en contrapartida, el capitalismo vasco se ha implantado también en Israel, como es el caso del sector ferroviario, a través de empresas como CAF, que participa en la construcción de infraestructuras, pero también en el sector agrario. Advierte de un cambio de paradigma en Palestina donde el régimen de ocupación ha dejado de utilizar recursos públicos y ha comenzado a delegar en empresas privadas el desarrollo de sistemas de espionaje y el despliegue de toda una guerra de propaganda total contra las palestinas, y advierte de que aquí también se está dando ese cambio. Llama la atención también sobre el cambio en la cultura de exhibición de la información y de cómo a día de hoy la información se recaba de las redes sociales.
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UHintifada
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07/06/2022 |
El próximo sábado 11 de junio la compañía ferroviaria CAF celebrará en Beasain su Junta General de Accionistas anual envuelta en la polémica por su participación en el proyecto de construcción del tranvía que conectará las colonias ilegales en el territorio ocupado de Jerusalén Este con el núcleo urbano jerosimilitano. Se trata de una infraestructura permanente de apartheid que, contraviniendo la legalidad internacional, supone de facto la anexión de territorio ocupado y la segregación de la población palestina de la ciudad. De hecho, en los días previos a la celebración de la Junta de Accionistas el Punto Nacional de Contacto, un organismo adscrito al Ministerio de Comercio español, hacía público un dictamen en el que realizaba varías recomendaciones a la compañía guipuzcoana, en torno al respeto a la legalidad internacional en materia de derechos humanos, a su política de divulgación de información, y a su debida diligencia para una conducta empresarial responsable. Estas recomendaciones, si bien no tienen categoría de norma de obligado cumplimiento, suponen una llamada de atención a la empresa lo suficientemente importante como para que la dirección rindiera cuentas de ellas ante sus accionistas. Para abordar estas cuestiones contamos en los micrófonos de Uhintifada con la colaboración de Santiago Gonzalez Vallejo, economista y miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. En su intervención Gonzalez nos explica el contenido de este informe del Punto Nacional de Contacto, y nos habla de su transcendencia internacional, y de las presiones de CAF para que el organismo modificara sus recomendaciones. Denuncia que CAF se ampara en la legalidad israelí para argumentar que no comete ninguna ilegalidad, pero obvia decir que con su actuación vulnera el derecho internacional. Anuncia que desde su organización van a plantear las recomendaciones del Punto Nacional de Contacto en forma de preguntas en la Junta General de Accionistas. Además, advierte que el caso del tranvía de apartheid se incluirá en la causa en la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra contra Israel. Por otro lado, denuncia que el poder de CAF es tal que han conseguido que este tema no tenga ningún eco en la prensa hegemónica. Además, hemos querido poner el foco también en el grupo de trabajo que se ha conformado en el Goierri contra el proyecto de tranvía de apartheid. Para ello hemos charlado con Asier Alvarez de Eulate Mujika, integrante de este grupo, que nos ha dado cuenta de las acciones de protesta que han convocado el próximo sábado en Beasain con motivo de la celebración de la Junta de Accionistas de CAF, a las que estamos todas invitadas.
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UHintifada
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31/05/2022 |
En la edición de esta semana traemos a nuestros micrófonos una historia apasionante, la de Mordechai Vanunu, un empleado de la central nuclear israelí de Dimona que en 1986 desveló a través del diario británico The Sunday Times los secretos del programa nuclear israelí. Aquella revelación supuso la constatación de lo que hasta entonces era un secreto a voces y a día de hoy Israel sigue negando, que el régimen sionista posee armamento nuclear. Pero además, supuso el inicio de la persecución contra Vanunu, que fue secuestrado por el Mossad en Roma y cumplió una condena de 18 años de prisión tras los cuales se le impuso un confinamiento y la prohibición total de hablar con extranjeros. Para hablar de la azarosa historia de Vanunu contamos en los micrófonos de Uhintifada con la colaboración de Eugenio Garcia Gascon, periodista con más de 30 años de experiencia en Palestina, que hace unos meses traía precisamente esta historia a las páginas del diario Publico en un reportaje en el calificaba al técnico nuclear como un icono y mártir de pacifismo. En su intervención Garcia Gascon repasa los orígenes y la historia familiar de este hijo de emigrantes judíos marroquís en Israel. Relata la crisis existencial que le llevó a distanciarse del sionismo y, por motivos éticos, a desvelar al mundo el programa de armamento nuclear israelí. Nos cuenta cómo a día de hoy y a sus 69 años lleva una vida miserable de aislamiento, después de que se le haya negado el asilo político en cualquier país. Nos habla también de otros casos de ciudadanos israelíes disidentes y críticos con el régimen, pero lamenta que se trate de casos muy minoritarios y que la sociedad israelí avala mayoritariamente a su estado. Por otro lado, nos habla también en su intervención de las claves en torno al asesinato a manos de las fuerzas de ocupación israelí de la periodista palestina Shereen Abu Akleh, de las circunstancias que hacen especial este asesinato y de las condiciones en que se ejerce el periodismo en Palestina.
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UHintifada
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24/05/2022 |
El pasado 11 de mayo el ejército de ocupación israelí asesinaba de manera premeditada a la popular periodista palestina Shereen Abu Akleh, mientras cubría una incursión de las fuerzas ocupantes en un campamento de refugiados en el área de Jenin (Cisjordania), y encontrándose perfectamente identificada con su equipación de prensa. El caso de Abu Akleh no es el primero, ni lamentablemente será el último, de periodistas asesinados por las fuerzas del régimen israelí en ejercicio de su profesión, pero ha causado una especial conmoción en Palestina y todo el mundo, por tratarse de una profesional muy conocida, corresponsal durante los últimos veinte años de la televisión Al Jazzera, la de mayor difusión en todo el mundo árabe, y por el particular ensañamiento con el que las fuerzas de ocupación se han empleado, atacando su cortejo fúnebre y deteniendo a familiares de la víctima. Para hablar de este criminal episodio, y en general de las condiciones en que trabajan las y los periodistas en Palestina, contamos esta semana con la colaboración de Teresa Aranguren, una periodista con un extenso bagaje profesional en Oriente Medio y un referente en cuanto a la información de esta región del planeta. Aranguren comenzó su andadura en 1981 como corresponsal de Mundo Obrero en la invasión israelí del sur de Líbano y desde entonces ha cubierto para distintos medios prácticamente todos los conflictos armados que se han dado en las últimas décadas en la región. En su intervención nos habla de las circunstancias en torno al asesinato de Abu Akleh, a quien conoció personalmente y consideraba un testigo incómodo para el régimen israelí. Denuncia la total impunidad con que el régimen israelí se ensaña con la población palestina y considera que es una de las claves de este asesinato. Considera que el Derecho Internacional debería de ser una herramienta válida y necesaria para sancionar a Israel, pero que hoy en día se ha degradado hasta convertirse en una herramienta del poder. Diferencia entre los periodistas palestinos, que se enfrentan a un riesgo de muerte real por ejercer su profesión, y los periodistas internacionales que, si bien no se enfrentan generalmente a la muerte, deben de autocensurarse o moderar su discurso para poder trabajar. Considera esta diferenciación profundamente racista y colonial, porque la vida de una persona palestina tiene una repercusión infinitamente menor que la de una europea o estadounidense. No obstante, cree que la imagen de la brutalidad con la que se ha empleado el ejército israelí con el funeral y el propio féretro de Abu Akleh le tiene que pasar factura, porque se trata de algo muy sagrado para cualquier cultura. Critica que en occidente padecemos una ceguera intelectual que nos impide ver la auténtica dimensión de la atrocidad que se viene cometiendo desde hace décadas con la población de Palestina. Critica también la información que nos llega de Palestina a través de los medios de la prensa hegemónica y el lenguaje periodístico que intencionalmente normaliza la ocupación. Concluye poniendo en valor la capacidad del pueblo palestino para resistirse a ser eliminado, pese al relato oficial que pretende deshumanizarlos.
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