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Palestina hoy: el genocidio continua Muro del apartheid
Una de las medidas más vergonzosas que desarrolla Israel para aplastar al pueblo palestino y obligarles al abandono de sus tierras es la construcción del Muro del Apartheid. Tras años de estudio, el muro comenzó a levantarse en julio del 2002. Dos años después, el 9 de julio del 2004, una sentencia del Tribunal Penal e Internacional de La Haya calificó el muro como ‘ilegal y contrario a las leyes internacionales’. Por su parte, una resolución de la ONU del 20 de julio del 2004 condenó la construcción del muro y exigió que la construcción fuese interrumpida y desmantelada. Israel jamás ha cumplido esta resolución, entre otras cosas, porque Israel no cumple las resoluciones internacionales. El proyecto del muro tiene 786 kilómetros; actualmente se ha completado la construcción de 413 kilómetros, y otros 90 se están construyendo. Cuando finalice el proyecto, Palestina quedará reducida al 12% de la Palestina histórica. El 88% restante habrá pasado a ser propiedad de Israel. De este modo, desde la proclamación unilateral de la fundación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, Palestina habrá sido reducida de una superficie de 27.663 kilómetros cuadrados a 3.320 kilómetros cuadrados, inconexos, separados y aislados. Si realmente el muro fuera por seguridad, su construcción habría sido alrededor de la llamada ‘línea verde’, es decir, la frontera del armisticio de la primera Guerra Árabe-Israelí, en 1949. La realidad ha dejado en evidencia, una vez más, las mentiras de Israel. Jerusalen
El proceso de judeización de Jerusalén continúa imparable, a pesar de que la Resolución 181 de la ONU estableciera Jerusalén como capital compartida para un estado judío y un estado árabe. Una vez más, Israel, vulnerando la legalidad internacional, ha colonizado más de la mitad de la parte árabe, poseyendo actualmente el 76% del suelo de Jerusalén. Estas políticas de judeización las lleva a cabo por medio de expropiaciones de terrenos, destrucciones de casas árabes, negando la concesión de permisos de construcción a la población árabe, negándoles servicios básicos y ayudas y, sobre todo, construyendo colonias que incumplen la legislación internacional. A pesar de que los habitantes de Jerusalén oriental (árabe) pagan los mismos impuestos que los de Jerusalén occidental (judío), reciben una ínfima parte del presupuesto municipal, lo que es fácilmente perceptible en las infraestructuras básicas como alumbrado o carreteras, estando todas ellas deterioradas y abandonadas por el consistorio jerusalemita. Pero el factor más llamativo y que retrata el carácter racista del gobierno de Israel es la negación del estatus de 'ciudadano' a la población árabe de Jerusalén, a los que sólo conceden el status de 'residente', estatus que, además, les puede ser arrebatado por multitud de causas insignificantes como, por ejemplo, ausentarse del país sin motivo 'justificado', estar en Cisjordania sin un permiso israelí, el impago de algún impuesto… Todo ello encaminado a la expulsión de la población árabe para conseguir la total judeización de la ciudad. Colonos
Durante estos 60 años Israel ha estado confiscando y apropiándose de la tierra palestina para la instalación ilegal de sus colonias. Más de 460.000 colonos israelíes se han establecido en los territorios palestinos ocupados en 1967, (260.000 en Cisjordania y 200.000 en Jerusalén Este), beneficiándose de redes de carreteras e infraestructuras construidas para su uso exclusivo. Israel sigue destinando millones de euros todos los años para la implantación de decenas de colonias ilegales por todo Cisjordania. El estado palestino que se suponía debía existir en esos territorios ocupados hace 40 años sólo ha visto el crecimiento de colonias sionistas. Esas colonias toman tierra palestina; cada día más tierra es devorada por las colonias. Los primeros colonos se empezaron a instalar en los territorios ocupados hacia 1978, pero el auge de las colonias se produjo en la década de los 90, coincidiendo con los acuerdos de Oslo, en donde precisamente se explicitaba la desarticulación progresiva de las colonias en los territorios ocupados en 1967. Una estrategia más en el objetivo de seguir arrebatando a l@s palestinos sus tierras. Refugiad@s
Los campos de refugiad@s son una fuente inagotable de historias, pequeñas grandes historias que consiguen aunar lo mejor y lo peor del ser humano en un combate desigual de 60 años de duración entre la barbarie y la civilización, representada la primera por el estado de Israel y la segunda por el pueblo palestino. Aún sin buscarlo, en cada casa, en cada esquina, en cada estrecha callejuela de los campos de refugiad@s te asaltan historias, historias de lucha, historias de dolor, historias de valor, historias de sufrimiento, historias de resistencia, historias de dignidad, historias de grandezas contadas desde la pequeñez de las personas sencillas, contadas con tal naturalidad que las convierten en algo inconmensurable. En mayo del 2008 se conmemora la celebración del Estado de Israel, pero la cara oculta de esa moneda que no vivirá fastos, ni homenajes, es la conmemoración de Al Nakba (el desastre). Desastre o catástrofe y es que eso fue precisamente lo que vivió el pueblo palestino entre 1946 y 1949. La creación del Estado de Israel, no fue un hecho aislado, fue el momento cumbre del plan de limpieza étnica (utilizando la terminología del historiador israelí Ilan Pappe) que el sionismo lleva un siglo aplicando sobre el pueblo palestino. La consecuencia directa de la creación del estado sionista fue la expropiación del 78% de las tierras de la Palestina histórica y la expulsión del 80% de sus habitantes. El 8 de diciembre de 1949 la Asamblea General de la ONU aprueba la Resolución 302 por la que crea la UNRWA (agencia especial para las y los refugiados palestin@s). El objetivo era dar una salida a los 914.000 palestinos y palestinas que entre 1946 y1949 fueron expulsados de sus tierras por las fuerzas sionistas y convertidos en refugiados. Se les arrebató su casa, sus tierras, sus cultivos, sus relaciones, en definitiva, su forma de vida. A día de hoy de los aproximadamente 10 millones de personas que conforman el pueblo palestino casi un 70% son refugiad@s y población interna desplazada, de ellos 4,3 millones de palestin@s están registrados como refugiad@s en Oriente Medio. De todos ellos tan solo 1/3, aproximadamente 1.4 millones, viven repartidos en 59 campos de refugiad@s. Las condiciones de vida de los campos de refugiad@s son terriblemente duras, con infraestructuras precarias, insuficientes o inexistentes, con una altísima densidad de población que les obliga a vivir en condiciones indignas e inhumanas. Y es que debemos tener claro que la UNRWA no fue creada para solucionar el problema de la población refugiada. A día de hoy la UNRWA continúa siendo la cara amable del sistema que vitando un desastre humanitario, mantiene el status quo: Es decir el objetivo para el que fueron creados todas las agencias internacionales de Cooperación y Desarrollo: dar caridad, sin dar justicia. A pesar de que el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma el derecho de cada persona a abandonar y volver a su país de origen. A pesar de que el artículo 12 del Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos afirma que a nadie se le debe negar arbitrariamente su derecho a entrar en su país de origen. A pesar de que la resolución 194 del Consejo Superior de la ONU aprueba el Derecho al retorno de los Refugiad@s Palestinos, Israel ignorando la Legalidad Internacional, continúa negando cualquier derecho a la población refugiada y los países occidentales, obligados a cumplir y hacer cumplir dicha legalidad se convierten, sencillamente, en cómplices de los crímenes de lesa humanidad del Estado de Israel. Gaza
La franja de Gaza es un pequeño territorio de 365 kilómetros cuadrados, donde viven 1.470.000 personas, el 80% bajo la línea de la pobreza. Las condiciones de vida en Gaza son espectacularmente duras e inhumanas. Israel continúa año tras año con el genocidio de Gaza: el año 2007 fueron asesinadas 346 personas, 76 de ell@s niñ@s. Gaza es una cárcel al aire libre, rodeada por tierra, mar y aire por Israel; un gran campo de concentración.
Todo, absolutamente todo es controlado por Israel: el espacio aéreo, el espacio marítimo y las fronteras terrestres. Israel decide si entran o no alimentos, y cuándo abre el punto de paso decide que tipo de alimento pasan y cuales no. Israel decide si entran medicinas y cuándo abre el punto de paso decide qué tipo de medinas entran. Pero lo peor es que nadie, absolutamente nadie, tiene libertad de movimientos.
Si eres palestino o palestina da igual que estés enferma y necesites salir de Gaza para ir a un hospital; da igual que tu madre esté gravemente enferma y quieras ir a verla desde Europa donde estás viviendo. Tienes un 99% de probabilidades de que los soldados israelíes no te dejen pasar. No importan tus argumentos, tu imperiosa necesidad, tus permisos oficiales. Da igual que seas un individuo aislado o que pertenezcas a la ONU. Israel decide si entras, si sales; Israel decide cuándo y como. Resistencia La Resolución de la ONU 42/159 del 7 de diciembre de 1987 establece que todo pueblo tiene derecho a defenderse de una ocupación. La resolución de la ONU 242 de 1967 exige a Israel que se retire de los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania. En base a estas dos premisas l@s palestin@s tienen no sólo el derecho moral, sino también el derecho legítimo de practicar cualquier tipo de resistencia: resistencia pasiva, resistencia activa, desobediencia civil y, también, resistencia armada. Sólo ell@s pueden elegir qué tipo de resistencia es la más adecuada para cada momento y circunstancia y es el pueblo palestino quien debe decidir qué estrategia seguir.
El racista Estado de Israel es el único culpable de todas las muertes, las palestinas y también las israelíes. La sociedad civil, desde el exterior, debemos seguir apoyando incondicionalmente la causa del pueblo palestino y su legítima resistencia en todas las formas. Por que la causa palestina es la lucha por la justicia, la lucha por su dignidad, la lucha por la libertad de los pueblos.
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