El estado de sitio y la represión del Estado turco en Kurdistán no tiene freno. Desde Bakur (Kurdistán bajo ocupación turca) llega un llamamiento urgente en solidaridad con las poblaciones de Silopi y Cizre que al igual que otras localidades de la zona, estos días se encuentran cercadas por las fuerzas militares turcas y están sufiendo bombardeos y ejecuciones arbitrarias en sus calles.
Emre Öngün en este artículo traducido en Viento Sur describe la situación y subraya la necesidad de parar la barbarie del ejército turco en Kurdistan:
“- Nixon: el único punto en el que estoy en desacuerdo con usted… se refiere a los bombardeos. Usted está exageradamente preocupado por los civiles y eso a mí me importa un comino. No me interesa. – Kissinger: me preocupo por los civiles porque no quiero que el mundo entero se movilice acusándole a usted de ser un carnicero”. Conversación Nixon/Kissinger citada en “Secrets: A Memoir of Vietnam and the Pentagon Papers (Daniel Ellseberg)”.
Si el Secretario de Estado estadounidense Kissinger tenía necesidad de justificar políticamente la guerra imperialista realizada en Vietnam, los dirigentes turcos no sienten probablemente las mismas presiones para llevar a cabo su política criminal.
En efecto, el estado de sitio impuesto en poblaciones kurdas, las masacres y las destrucciones que se están realizando en ellas son conocidas y no suscitan, sin embargo, ninguna real dificultad para Erdogan y sus acólitos en la escena internacional.
Aunque los hechos sean abrumadores: varias poblaciones kurdas están en Estado de Sitio (Amed/Diyarbakir, Nusaybin, Cizre, Sirnak, Silopi…). En ellas la población civil está siendo literalmente masacrada por fuerzas de policía que no tienen ningún límite. Un ejemplo trágico entre tantos otros: la policía puede llegar a disparar sobre una caravana familiar que se dispone a enterrar a su bebé de 6 meses muerto por un disparo de la policía, hiriendo a la madre y al abuelo. Es imposible hacer un recuento de las víctimas en este caos pero el balance humano es muy duro. La población exhausta resiste sin embargo mientras la juventud kurda se levanta contra el horror de Estado, en particular refugiándose tras trincheras de fortuna en las aldeas… En Próximo Oriente, los kurdos de Turquía se suman a los pueblos palestino y, ya, al sirio en “la trágica soledad” que había evocado el Che Guevara al hablar de los vietnamitas. Y como en el caso de Vietnam, Palestina o Siria, esta trágica soledad no debe nada al azar /1.
La declaración del 17 de diciembre de 2015 del primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, debe ser tenida en cuenta: “Ya en el mes de noviembre de 2013, habíamos considerado 12 subprefecturas de policía como críticas. Si se mira la lucha (sic) en curso desde hace dos o tres meses, están entre ellas Lice, Silvan, Varto, Kulp, la cosa continúa en Cizre, está Dogubeyazit y Yuksekova. En la mayor parte de estas subprefecturas, se ha instaurado el orden. En estos momentos, quedan 4 o 5 lugares en los que la lucha continúa de forma intensa: Sur, Cizre, Silopi, Nusaybin, Dargecit”. Además de que “el orden” está lejos de estar “garantizado” tal como lo describe y de que este “orden” corresponde más bien a un baño de sangre, la fecha que da es reveladora. En el mes de noviembre de 2013, no había ninguna trinchera en las poblaciones kurdas… y un proceso de negociación seguía su curso. Se trata por tanto de una operación planificada desde hace mucho tiempo con el objetivo de aplastar a los kurdos que no votaran al AKP en los lugares en los que la fidelidad al movimiento de liberación kurdo sigue siendo muy elevado.
R. T. Erdogan ha tejido sus redes en varias direcciones. El régimen turco primero ha aterrorizado a la oposición democrática fuera de Kurdistán con el atentado contra el mitin por la Paz, la Democracia y el Trabajo en Ankara que ha provocado más de 130 muertos. Este atentado realizado por bombas humanas de grupos pro-Daesh gracias a la culpable complicidad del Estado ha logrado disuadir de forma duradera a los sectores democráticos no kurdos de movilizarse en masa. Esta atmósfera de terror de estado (bajo cobertura de terror “terrorista”) es mantenida por informaciones de amenaza de atentados suicidas repetidas sin parar en Turquía…
La propaganda y el ambiente de guerra impuesto por el gobierno bastan para desanimar a una gran parte de las masas urbanas movilizadas sobre bases democráticas en el movimiento de Gezi en 2013 pero cuya politización es demasiado reciente y frágil como para hacer frente a una situación tan complicada.
El movimiento kurdo, las fuerzas democráticas y revolucionarias de Turquía no pueden tampoco contar con una ayuda proveniente de las instancias europeas. En la cumbre Turquía-UE de noviembre, el gobierno turco ha obtenido una ayuda europea de 3 000 millones de euros y la legitimidad política. Los títulos de la prensa señalaban un gobierno turco “en posición de fuerza”. Sin embargo, el papel del régimen turco ante Daesh es ya ampliamente reconocido, su economía conoce un agotamiento seguro… Las únicas palancas en las que puede apoyarse, son la promesa de lucrativos contratos y, sobre todo, su compromiso en “sub-tratar” a los millones de refugiados que huyen del infierno de la guerra civil siria. Y esta palanca es suficiente debido a la política racista de Europa frontera adoptada por la UE y los estados miembros. El bucle queda así cerrado: para hacer frente a las consecuencias de una política racista de cierre de las fronteras, la UE y los estados miembros recurren a una política de silencio frente a la mutación fascistizante del régimen turco. Para ello, Erdogan será el guardián de los refugiados sirios y, para salvar las apariencias de un juego que no engaña a nadie, le bastará con valerse de la lucha contra el PKK (que sigue en la lista de las organizaciones terroristas de la UE) o de dejar hacer a los grupos pro-Daesh lamentando sus acciones con la boca pequeña.
A fin de bien controlar la situación, R. T. Erdogan ha podido contar una vez más con el Gobierno Regional Kurdo (de Irak) dirigido por el feudal procapitalista Massud Barzani. El Kurdistán turco estaba sangrando cuando Barzani y Erdogan se daban un apretón de manos y el comunicado oficial subrayaba “la determinación de Turquía en combatir igualmente a las dos organizaciones terroristas Daesh y el PKK”. Aquí también, no solo esta equiparación es inaceptable, sino que tiene sobre todo la vocación de justificar la represión de los kurdos.
La amplitud de la represión y la escasa movilización en el “oeste” (es decir la Turquía fuera del Kurdistán) es sin duda alguna vivamente sentida por las masas kurdas. Para el HDP (Partido Democrático de los Pueblos, que reagrupa al movimiento de liberación kurdo junto a corrientes marxistas y democráticas) esto conlleva un doble movimiento complementario de “izquierdización” (o al menos de radicalización anti AKP) y de crítica de los sectores democráticos del resto de Turquía. Así, Selahattin Demirtas, el copresidente del HDP, prosiguiendo una evolución emprendida en 2014, ha atacado frontalmente al ala derecha del partido, demasiado “soft” contra el AKP, declarando a Al-Jazeera Turquía: “En el seno del partido, sigue habiendo una corriente que apreciaba a Erdogan. Eran erdoganistas emboscados. Esas personas pensaban resolver el problema prefiriendo a Erdogan antes que a nosotros, tejiendo lazos con el AKP (el partido de Erdogan), siendo prácticamente sus criados. (…) De un lado, hay una estructura turco-islamista que se basa en el califato (…) Nosotros hemos propuesto un sistema en favor de la izquierda, del movimiento obrero, de la libertad del pueblo kurdo, de la libertad de creencias, de la libertad de las mujeres y de la autonomía”. Pero al mismo tiempo, Demirtas se ha expresado así sobre el resto de la sociedad: “Se ve que quienes dijeron cuando el movimiento de Gezi ’hemos comprendido lo que es el Estado’ no lo han comprendido” para criticar el silencio fuera de Kurdistán.
La única oposición internacional a la que hace frente el régimen turco es el gobierno ruso. Esto se ha manifestado al ser derribado un avión militar ruso con el pretexto de haberse aventurado en el espacio aéreo turco, una operación contraria a los usos diplomáticos. Pero esta fricción, por significativa que sea, no comporta el menor aspecto que tenga relación con el régimen turco y su persecución de los kurdos. La oposición Erdogan/Putin es la de una competencia por una lucha de zonas de influencia en Próximo Oriente entre dos potencias con pretensiones imperialistas (aunque Turquía tenga menos medios para ello).
Localmente, determinados actores pueden dirigirse, desesperados, hacia Turquía o Rusia. Es así comprensible que, carente del menor apoyo exterior, S. Demirtas haya acudido a Rusia y se haya reunido con el Ministro de Asuntos Exteriores S. Lavrov. En cambio, es absurdo para organizaciones del movimiento obrero europeo “elegir” entre Erdogan o Putin, ninguno de los cuales puede por definición ser el portador de ningún tipo de democratización, igual que es necesario oponerse a las dos fuerzas contrarrevolucionarias en Siria: Daesh y el régimen de Al Asad.
Las perspectivas son tan sangrientas como inciertas. Erdogan intenta manifiestamente aplastar a los kurdos mediante un terror masivo. No lo conseguirá. El movimiento kurdo tiene la solidez de su historia de resistencia y frente a esta ofensiva tan brutal como injustificada, tiene la legitimidad de su parte de cara a las masas kurdas indecisas. El PKK ha “bajado” de la montaña a la ciudad, pero sobre todo ha encontrado un terreno muy fértil en una juventud kurda en rebelión, llevada hasta el extremo y que exige un cambio inmediatamente.
Nadie puede ver el fin de esta marea sangrienta que se extiende y que contribuirá sin duda alguna a la mutación fascista de Turquía, al necesitar una política de estado con estas características el apoyo de bandas fascistas que ya han participado en los pogromos coordinados del mes de septiembre. Pero, aunque Erdogan no lograra alcanzar su objetivo final, los efectos de su política son devastadores sobre la sociedad y la región en su conjunto.
Es esencial romper el cerco que estrangula a los kurdos de Turquía y arrastra al país a las tinieblas. Hay que denunciar los crímenes de Erdogan y crear un movimiento amplio contra la política criminal de los dirigentes europeos. ¡Es urgente!
Egilea: Emre Öngün Itzultzailea: Faustino Eguberri "Viento Sur" aldizkariarentzat (https://www.ensemble-fdg.org/content/turquiekurdes-urgence-face-au-boucher-erdogan)
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