Komite Internazionalistak

Seguimos en Nablus. Hoy día intenso con Wael. Por la mañana hemos estado en una concentración de apoyo a las y los presos palestinos. Después, nos han llevado a visitar a un expreso palestino que está en el hospital recuperándose de las secuelas de dos huelgas de hambre y sed. Ha sido importante oírle contar la situación en la que les tienen encarcelados. Como nos ha dicho “no somos personas, somos números”, incluso cuando se trata de personas con enfermedades terminales. Nos ha insistido en al impotancia de que contemos en nuestros países lo que está pasando en Palestina para combatir las mentiras de los medios y ayudarles en su lucha. Es una idea que nos han ido repitiendo a lo largo de toda la brigada, incluso gente de los pueblos en los que hemos estado.

Espazio zehatz edo mugarik ez duen borroka da palestinarrena. Sinai penintsulatik siriara, eta mediterraneotik itsaso beltzerako lurretan nekaezina herri oso baten borrokarako grina.

Djeisha errefuxiatu gunea utzi eta Nablusera heldu gara. 3 ordu, 100km baino gehiagoko harresia alde batean, checkpointak bidean, tentsioa eta gure atzea etorri den palestinar familia baten barre eta jolasak. 4 umeekin txatxetan konturatu gabe mendi artean dagoen hiri honetan Tanweer elkarteko kontaktuak jaso gaitu.

Cuando en 1948 Israel entro en las Naciones Unidas, la comunidad internacional le puso una condición básica: el retorno de los refugiados y las refugiadas palestinas a sus casas. 67 años después ni uno de ellos lo ha podido hacer. De hecho Israel es el país miembro de la ONU que más resoluciones ha incumplido con cerca de 200. El segundo es Irán con 2.  Hoy el 70% de la población palestina, casi 8 millones de personas, son refugiadas de distintas oleadas y generaciones y viven en campamentos de refugiados y fuera de ellos, básicamente en Gaza y Cisjordania y en distintos países de alrededor. Esto supone la comunidad nacional de refugiados más grande y cronificada del mundo.