24/05/2022 |
El pasado 11 de mayo el ejército de ocupación israelí asesinaba de manera premeditada a la popular periodista palestina Shereen Abu Akleh, mientras cubría una incursión de las fuerzas ocupantes en un campamento de refugiados en el área de Jenin (Cisjordania), y encontrándose perfectamente identificada con su equipación de prensa. El caso de Abu Akleh no es el primero, ni lamentablemente será el último, de periodistas asesinados por las fuerzas del régimen israelí en ejercicio de su profesión, pero ha causado una especial conmoción en Palestina y todo el mundo, por tratarse de una profesional muy conocida, corresponsal durante los últimos veinte años de la televisión Al Jazzera, la de mayor difusión en todo el mundo árabe, y por el particular ensañamiento con el que las fuerzas de ocupación se han empleado, atacando su cortejo fúnebre y deteniendo a familiares de la víctima. Para hablar de este criminal episodio, y en general de las condiciones en que trabajan las y los periodistas en Palestina, contamos esta semana con la colaboración de Teresa Aranguren, una periodista con un extenso bagaje profesional en Oriente Medio y un referente en cuanto a la información de esta región del planeta. Aranguren comenzó su andadura en 1981 como corresponsal de Mundo Obrero en la invasión israelí del sur de Líbano y desde entonces ha cubierto para distintos medios prácticamente todos los conflictos armados que se han dado en las últimas décadas en la región. En su intervención nos habla de las circunstancias en torno al asesinato de Abu Akleh, a quien conoció personalmente y consideraba un testigo incómodo para el régimen israelí. Denuncia la total impunidad con que el régimen israelí se ensaña con la población palestina y considera que es una de las claves de este asesinato. Considera que el Derecho Internacional debería de ser una herramienta válida y necesaria para sancionar a Israel, pero que hoy en día se ha degradado hasta convertirse en una herramienta del poder. Diferencia entre los periodistas palestinos, que se enfrentan a un riesgo de muerte real por ejercer su profesión, y los periodistas internacionales que, si bien no se enfrentan generalmente a la muerte, deben de autocensurarse o moderar su discurso para poder trabajar. Considera esta diferenciación profundamente racista y colonial, porque la vida de una persona palestina tiene una repercusión infinitamente menor que la de una europea o estadounidense. No obstante, cree que la imagen de la brutalidad con la que se ha empleado el ejército israelí con el funeral y el propio féretro de Abu Akleh le tiene que pasar factura, porque se trata de algo muy sagrado para cualquier cultura. Critica que en occidente padecemos una ceguera intelectual que nos impide ver la auténtica dimensión de la atrocidad que se viene cometiendo desde hace décadas con la población de Palestina. Critica también la información que nos llega de Palestina a través de los medios de la prensa hegemónica y el lenguaje periodístico que intencionalmente normaliza la ocupación. Concluye poniendo en valor la capacidad del pueblo palestino para resistirse a ser eliminado, pese al relato oficial que pretende deshumanizarlos.
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17/05/2022 |
El fin de semana del 6 al 8 de mayo el equipo de baloncesto israelí Hapoel Holon visitó Bilbao, y con él alrededor de 500 seguidores sionistas. Los hooligans comenzaron a hacerse notar desde el viernes por la mañana en las calles del Casco Viejo de manera provocadora, exhibiendo banderas sionistas, metiendo bulla y en actitud amenazante. No obstante, multitud de pancartas y pintadas alusivas convirtieron el barrio en un entorno hostil para ellos. Durante las horas siguientes se organizaron protestas contra los indeseables visitantes y distintos bares y establecimientos colgaron en sus fachadas banderas palestinas en rechazo a la presencia sionista. Los momentos más tensos se vivieron el domingo cuando los hooligans se dirigieron al casco Viejo en manifestación no autorizada. La comitiva comenzó a atacar a vecinas que portaban banderas palestinas, y empezaron a realizar destrozos a su paso, lanzando mobiliario y rompiendo cristales, y cebándose especialmente con el bar Amets, que lucía en su puerta la enseña palestina, y los portales aledaños. El resultado de los ataques fue de dos detenidos, pero no entre los atacantes, sino entre las vecinas que defendían el barrio. Para analizar los acontecimientos contamos en la edición de esta semana de Uhintifada con la colaboración de Shaila, integrante del grupo de BDS de Bizkaia. La activista, que fue testigo presencial de los sucesos, nos ha hecho un relato de lo ocurrido. En su intervención ha reflexionado sobre los códigos de colonización con los que se presentan los sionistas por el mundo, basados en el supremacismo y el racismo; y ha denunciado como ante esa violencia gratuita la presencia policial ha sido inexistente y que cuando han aparecido ha sido para escoltar a los agresores. Ha criticado que la policía y el Ayuntamiento de Bilbao han legitimado a los autores de esos ataques, y que eso también es una forma de violencia contra las vecinas. A su entender se da una convivencia cotidiana entre el PNV, la policía vasca y la estrategia de normalización del estado de Israel, por lo que no sorprende la impunidad con la que se desarrollaron los ataques sionistas en Bilbao Por otro lado, nos cuenta que han realizado una comparecencia de prensa para denunciar la inacción de la administración ante estos ataques y que ahí han anunciado la organización de una caja de resistencia para ayudar a los damnificados y detenidos, porque no han recibido ningún tipo de ayuda por parte del Ayuntamiento. Finalmente, ha concluido que estos sucesos han puesto sobre la mesa la cara más violenta de Israel; y que han demostrado la capacidad del movimiento popular para responder, organizarse y cuidarse as unas a las otras.
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10/05/2022 |
En la edición de esta semana contamos en los micrófonos de Uhintifada con la colaboración de Jaldia Abubakra, activista originaria de Gaza e integrante de la diáspora palestina en el estado español. Abubakra es, además, miembro de la iniciativa Masar Badil, la Ruta Alternativa Revolucionaria Palestina. En su intervención analiza varios temas de la actualidad de Palestina y del movimiento solidario internacional. Valora positivamente la suspensión, por parte de la judicatura francesa, de la sentencia contra la organización solidaria Palestine Vaincra (Palestina Vencerá), amenazada de ilegalización por el Ministerio de Interior galo. Y celebra la victoria en los tribunales de la activista francesa Olivia Feimour, acusada por su participación en la campaña de boicot a la compañía farmacéutica Teva. Denuncia, por otro lado, la campaña de acoso contra el activista canadiense Khaled Barakat, y engloba todos estos casos dentro de la estrategia israelí de extender sus tentáculos por todo el mundo, condicionando la actividad del movimiento de solidaridad con Palestina, y desviando la atención sobre sus constantes vulneraciones de los derechos humanos. En ese sentido, advierte cómo tecnologías de vigilancia y control masivo, como es el caso del programa Pegasus, se han experimentado previamente con la población palestina y se han exportado posteriormente a todo el mundo, y echa de menos una reacción internacional contra Israel a la altura de las circunstancias. Nos explica también en qué consisten las técnicas y herramientas de control y represión que se están utilizando ahora en Palestina y que padeceremos aquí en pocos años. Denuncia también la nueva normativa aprobada por Israel que limitará, si cabe más, el acceso de internacionales y palestinos de la diáspora a los territorios de Cisjordania, y que ahonda más en las políticas de segregación y apartheid. Finaliza su intervención recordando la conmemoración, el próximo domingo, de la Nakba, la campaña de limpieza étnica del pueblo palestino que comienza hace 74 años y continúa hasta nuestros días.
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27/04/2022 |
Las últimas semanas han levantado un gran revuelo las informaciones publicadas por el laboratorio Citizen Lab y la revista The New Yorker según las cuales los servicios secretos del estado español espiaron a decenas de personas del ámbito político independentista a través de un software de vigilancia insertado sin su conocimiento en sus teléfonos móviles personales. La mayoría eran políticos destacados durante el proceso independentista catalán, pero había también algún que otro vasco. Pegasus, que es como se conoce a este programa informático de vigilancia masiva, ha sido creado por la empresa israelí NSO Group y tiene la capacidad de insertarse en un dispositivo móvil y controlarlo sin conocimiento del propietario. En cualquier caso, para cuando aquí hemos sido conscientes de ello, en Palestina llevan varios años denunciando que los servicios de inteligencia del régimen sionista han utilizado de modo masivo Pegasus y otros programas espías para vigilar a activistas de derechos humanos y periodistas. Muestra de ello es la entrevista que manteníamos hace tres años con el periodista Eugenio Garcia Gascon y que hemos recuperado para este programa por su plena vigencia y esperando que nos sirva para profundizar en este tema.
García Gascón es un reputado periodista y escritor afincado durante más de tres décadas en Oriente Medio. Colabora con distintos medios como el diario Público. Charlábamos con él a raíz de un artículo en el que se hacia eco de la denuncia interpuesta ante los tribunales israelíes por Amnistia internacional contra NSO Group Technologies; empresa de espionaje israelí con estrechos vínculos con el ejército de ocupación responsable del programa informático de vigilancia masiva Pegasus. Señala en su información que éste y otros programas desarrolados por empresas israelíes son utilizados por regímenes de dudosa calidad democrática en todo el mundo para manipular e influir en procesos electorales locales y espiar a activistas de DDHH, favoreciendo así a fuerzas de la extrema derecha aliadas de Israel. Explica que entre los objetivos de estas redes de espionaje israelíes estarían activistas del movimiento BDS, especialmente en los lugares donde la campaña es más activa. Remarca que Israel es un estado puntero en programas y tecnología aplicados al espionaje y el control social, que es lo que luego exportan al mundo con el sello de garantía de haber sido utilizados en contexto de guerra real.
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